FRIVOLIDAD
- Lilia González
- 28 feb 2016
- 2 Min. de lectura
Cuando el ser humano se preocupa más por su apariencia y sus posiciones, que por los valores, es cuando podría decirse que se encuentra gravemente aquejado de una enfermedad llamada "frivolidad". ¿Qué efectos tiene esta enfermedad? Realmente pueden llegar a ser letales. Los enfermos de esta epidemia que día a día contagia a más personas, deberían ser puestos en cuarentena.
La frivolidad destruye todo a su alrededor, corrompe a las personas, convirtiéndolas en seres humanos despiadados y ruines. La humanidad está siendo implacablemente afectada por ella, situándose mucho más allá de lo recomendable.
Causa y efectos de ello se traduce en la vida diaria en la apatía que demuestra hacia la grave situación que gran parte de la sociedad mundial padece. La despreocupación total hacia todo lo que este reñido con las posesiones materiales, el poder y la ambición.
Estos humanos están más preocupados por adquirir compulsivamente objetos materiales de valor, de marca, hacer ostentación de sus privilegiada situación, en lugar de mostrar siquiera un poco de curiosidad por el mundo que les rodea.
El egoísmo, la envidia, la codicia son factores determinantes que les empuja a actuar de acuerdo a patrones desapegados e inhumanos.
Pocos son quienes tienden su mano auxiliando a aquellas personas alejadas de su situación de "gracia". Viven en una continua competencia intentando sobresalir, destacar y causar "envidia" ¡Banalidad total! En realidad estas personas resultan ser personas vacías, superficiales, sin emoción, ni sentimientos.
La frivolidad, la altivez, el egocentrismo, la vanidad que dominan a muchas personas, esta es la muestra inequívoca de la decadencia de la sociedad actual.
En este mundo se necesitan seres humanos dotados de gran corazón, con empatía por el prójimo, sensibles ante el dolor ajeno; coherentes y justos que ayuden a enderezar el árbol caído de la humanidad. Es la única forma de acabar con la xenofobia, discriminación, racismo, esclavitud, la violencia y la guerra. Todos los males de este mundo son a causa del DINERO, su posesión, y la fiebre por multiplicarlo enceguece a las personas, tornándolas FRIVOLAS, triviales, inhumanas... Seguramente ninguna de ellas se detiene siquiera un segundo a pensar en lo efímera que es la vida y que ni todo el oro del mundo es capaz de comprar cosas tan imprescindibles para las personas como lo son el amor, la salud y la vida... Vestidos con nuestra piel nacemos y de la misma forma tornamos a la tierra. ¿Para pensarlo y reflexionar? Quizás así, y rectificando podríamos cambiar el mundo y comenzar a construir uno más justos e equitativo donde TODA LA HUMANIDAD tuviera cabida...
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