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Hace ya algunos años, muchos... ¿cuántos?, pues... creo que dieciséis, andaba por este mismo camino, en una tarde de frío invierno, vísperas de Navidad y ese día significó tanto en mi vida que jamás quise cambiarme de barrio, me une a este lugar recuerdos imborrables, y además...

 “En blancos y copiosos copos caía la nieve sobre la ciudad.-El espectáculo invernal no podía ser más espectacular, las calles, los árboles, las casas... todo lucía su inmaculado vestido níveo.- Tras los cristales podían observarse rostros apacibles de niños extasiados presenciando tan magnifico espectáculo.-

El sol caía lentamente ocultándose sobre el horizonte, por momentos el reflejo de sus débiles, pero brillantes rayos reflejados sobre el tapiz invernal semejaban brillantes diamantes irradiando destellos luminosos.-Las luces de la ciudad se encendían lentamente impregnándose del colorido de sus guirnaldas multicolores con formas navideñas.-En el aire se respiraba la cercanía de una Navidad blanca.-

Esa tarde caminaba distraídamente admirando los muñecos de nieve que presidían las entradas de las residencias, adornadas con miles de luces que resaltaban más aun su majestuosidad.-Si bien estaba cansada después de un agobiante día soportando gritos y chillidos de los chiquillos del jardín de infancia donde trabajaba, aun quedaba en mí espacio para poder concederme unos instantes de relax.-Sabía que al llegar a casa todo cobraría su forma habitual y seguramente mis hermanos menores comenzarían a importunarme como era su costumbre, luego vendrían los gritos de mamá y finalmente mi padre aprovecharía la ocasión para comenzar uno de sus acostumbrados y aburridos discursos de mal gusto.-Dentro de todo éramos una familia feliz,  nos amábamos mutuamente, y yo creo que la fuerza de ese amor nos llevaba a  parecernos a animales salvajes intentando marcar nuestro propio  terreno.-

El frío era intenso, me arrebujaba dentro de mi abrigo y escondía mi cabeza dentro de un gorro de lana que había tejido mi abuela.-Al pasar cerca de un banco del parque, que atravesada cada día de camino a casa me pareció oír algo parecido a un llanto, busque con la mirada a mí alrededor pero nada pude ver a simple vista.-Avancé unos pasos y una vez mas llego a mis oídos el mismo sonido, esta vez detuve mis pasos y esperé en silencio alerta esperando volver a oírlo.-Éste no se hizo esperar, gire mis pasos entonces en dirección contraria y me acerqué hasta la casita de madera donde acostumbraban a jugar los niños.-Allí también mis hermanos y yo habíamos jugado en nuestros años infantiles.-Para mi sorpresa puede ver un montón de pelos casi dorados con un par de grandes ojos que miraban alerta hacia la entrada de la casita.-Era un perro grande, no era muy conocedora de razas así que no pude saber a cual pertenecía, tenia ojos tristes, se lo observaba alerta.-Al acercarme hacia él levanto vivamente la mirada y alzo sus largas orejas, abriendo su boca pude admirar sus blancos y grandes dientes que comenzaban a asonar en señal inequívoca de peligro.-Nunca fui muy afecta a las mascotas, sinceramente siempre me inspiraron temor, así que al ver que se trataba de un animal, simplemente retrocedí, pero al intentar girar para desandar el camino, el mastín se lanzó sobre mi derribándome contra el suelo.-Seguramente pudo olfatear mi temor despidiéndose a borbotones de mi cuerpo tembloroso.-A pesar de su actitud no mostraba un apariencia tan fiera.-Grande fue mi sorpresa cuando tirando de mi abrigo intentaba conducirme hacia la casita de madera.-Fui levantándome intentando no hacer ningún  movimiento que pudiera alterar al animal.-Ya en pie lo seguí hasta el sitio hacia donde era conducida, a decir verdad no sé que fue lo que me empujo a obedecerlo, aunque pasados unos minutos comprendí el por que a veces los animales se muestran mas inteligentes que los humanos.-

Al llegar a la puerta de la casita pude oír claramente otra vez un llanto casi apagado que parecía venir de entre unas mugrosas mantas que en una época seguramente habían sido blancas.- Me acerque cuidadosamente, intentando no hacer nada que pudiera molestar al animal que no me quitaba la vista de encima.-Al apartar las mantas pude observar la hermosa carita de un bebe recién nacido.-Su piel se mostraba demacrada, la palidez cubría su rostro y al levantarlo puede observar como su cuerpito tiritaba de frío.-Entonces entendí el porque ese perro cubría con su cuerpo el del niño infundiéndole calor.-Muchas  veces es posible aprender del instinto de los animales, en su rudeza suelen ser mas sensibles e inteligentes que los humanos.-Mil cosas pasaron por mi mente en fracción de segundos, preguntas sin respuestas, y finalmente una incógnita... ¿qué debía hacer?.-A velocidad de la luz atravesé el parque y lleve conmigo el bebe a mi casa, al llegar con el en brazos los ojos de mi familia puestos en mi lanzaban como dardos preguntas a las que de momento no podía responder.- Mi madre mas acostumbrada que yo al hacer con los niños cogió al pequeño de mis brazos y lo frotó suavemente pero con firmeza, intentando calentarlo, luego lo coloco contra su cuerpo, cerca de la estufa a leña que dominaba la sala.- Con voz calmada y firme mirada me dirigió a la cocina en busca de un biberón caliente y lo alimento.-

El pequeño lentamente fue recuperando el color en sus mejillas y se abandono en brazos del sueño.- Ese día frío de invierno se convirtió de pronto para mi familia en un cálido día de primavera pleno de promesas e ilusiones.- Los días pasaron y nadie denuncio la desaparición de un bebe recién nacido, por lo que sacamos en conclusión que su madre lo había abandonado, quien sabe por que razón.-Con el transcurso de los días fuimos depositando en él nuestro cariño y dedicación y cosa extraordinaria con su llegada acabaron las peleas y disputas en mi familia.- Fue como una especie de milagro que llego a nuestras vidas regalándonos su inocente calor.-

Mamá lo bautizó con el nombre de Invierno, a partir de su llegada a nuestra casa, esa fría y árida estación se convirtió para mi familia en cálida y agradable.- Pero no solo Invierno se quedo a vivir con nosotros, otro nuevo personaje hacia su aparición irrumpiendo en nuestras vidas.-Aquel montón de pelos dorados paso a ser también integrante de nuestro clan.- Fue acogido con mucho entusiasmo, sobretodo por mis pequeños hermanos.-Ese invierno fue memorable para todos, pues de alguna manera marco nuestras vidas y nuestros destinos para siempre.-

Hoy nuestro hermano pequeño, Invierno, es un joven alto, rubio, de grandes ojos como esmeraldas, quien representa la tibieza y el calor del invierno en nuestras vidas logrando inundarlas de irradiantes rayos de luz.-

Con el paso de los años fuimos cumpliendo años, pero también hemos cumplido una maravillosa misión: Dar amor y cobijo a quien lo necesito en su momento,  por lo que el invierno nos ha premiado con un tesoro de incalculable valor...”

En esta nueva Navidad celebraremos un año más la llegada del invierno, pero también el aniversario  de nuestro pequeño hermano: Invierno.-

MI HERMANO INVIERNO

            FINALISTA EN  I CERTAMEN INTERNACIONAL DE E-RELATOS CORTOS

                                         “LA CERILLA MAGICA” (2006)

                     CONSEJERIA DE CULTURA DE LA JUNTA DE ANDALUCIA

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