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Entre DD.HH. ética, moral y humanidad

 

Espeluznante podría ser el termino más adecuado para calificar o definir al oprobio que la humanidad está cometiendo o permitiendo, al omitir el auxilio de cientos de seres humanos que deambulan por Europa.

 

Hermosa es la vida, así como disfrutar de las cosas bellas que ella nos ofrece. Sin embargo parece ser que existe un gran porcentaje de seres humanos que han olvidado que la verdadera felicidad reside en las cosas pequeñas.

El materialismo, la ambición desmedida de poder y la avaricia por el enriquecimiento son quienes mueven las fichas más importantes en el gran juego de la vida.

El desprecio hacia los valores, la ética la moral nos ha conducido al olvido del respeto hacia el prójimo, hacia los DD.HH y el saber reconocer que el límite de  los derechos de cada uno expiran cuando comienzan el de otro ser humano, tan válidos como los de uno mismo.

A diario somos testigos de diversos hechos, que aparecen ocupando destacados titulares en los diferentes medios de comunicación y que acaparan el interés general de la sociedad. La economía mundial, la política, la religión, el futbol, catástrofes naturales… ¡En fin una larga lista de sucesos que en mayor o menor envergadura nos incumben a todos!

A lo largo de la historia el ser humano ha ido paulatinamente cometiendo errores que han recaído en consecuencias  nefastas para la humanidad. La herramienta esgrimida ha sido siempre la violencia, de manera tal que es “ella” quien ahora gobierna el mundo.

Violencia que ha anidado en los seres humanos de manera tal que se manifiesta hasta en los hechos más cotidianos, como por ejemplo la violencia doméstica, mujeres víctimas de sus parejas, o ex parejas, padres, hijos, encuentran como única salida a sus reyertas la violencia y la muerte.

Los gobernantes del mundo entero practican la violencia casi como deporte cuando toman medidas que atentan contra la integridad física o moral de las personas, sin ningún tipo de escrúpulos. De tal forma que se han erigido en “semi-dioses” que interfieren en el diario vivir de las personas, concediéndoles o quitándoles a grandes rasgos derechos, bienestar… y vida.

Cruzadas, guerras, batallas, conquistas, holocausto, terrorismo, revoluciones… siempre han sido los medios utilizados por gobernantes, militares, o aquellas personas que se autoerigen en paladines abanderados con estandartes muchas veces “non Santos”. El lenguaje de la justicia y la igualdad queda sistemáticamente fuera de contexto, y con ello los derechos fundamentales de las personas.

Estamos siendo testigos y cómplices involuntarios de una nueva atrocidad llevada a delante por parte de autoridades que han olvidado los principios y las bases con que fuera creada la UE, “solidaridad”. Miles de personas que han huido de las fauces de la guerra se han convertido en carne de cañón de un sin número de despropósitos, por parte de los diferentes gobierno que se han convertido en “VERDUGOS” de REFUGIADOS. Seres humanos que han tenido que abandonar sus raíces, su país, sus costumbres, su dignidad debido al despropósito de una guerra que los ha ido aniquilando. Han salido huyendo de la barbarie de la guerra, de la violencia, del hambre, aventurándose en otras tierras que los han ido rechazando sistemáticamente o surcando el mar que los ha engullido literalmente.

 

¡Primero son las personas, deben anteponerse a intereses o conveniencias políticas o económicas!

 

No sé si estos sentimientos de impotencia  les afectan a muchas personas, a unas pocas o a ninguna…De lo que sí estoy segura es que estos sucesos involucran a la “raza Humana” en su totalidad. En las últimas décadas se han tornado tan encarnizados que logran paralizarme y plantearme una interrogante. ¿La sociedad actual ha evolucionado verdaderamente como se ufana de haberlo hecho, o permanece adormilada, estancada en algún pasado muy remoto?

Invariablemente vemos como la humanidad parecería estar empeñada en autodestruir todo a su paso solo por abrazar el poder y la riqueza, como si en ello se les fuera la vida misma.

La ambición desmedida, la sed de poder y el sometimiento a quienes realmente “gobiernan” este mundo los lleva por el camino de la insolidaridad, inhumanidad y el total desapego a hacia los valores, la ética y la moral.

Somos testigos impasibles de un nuevo genocidio, lo que demuestra que nada hemos aprendido de errores del pasado. Tropezones o injusticias que han aniquilado a millones de personas, asesinatos muchas veces revestidos de legalidad, que el “hombre” como especie vuelve a acometer contra sus pares. Cuentan para ello con la complicidad de los gobernantes del momento, con el nefasto resultado de la muerte de miles de personas que pierden su vida en un intento desesperado de huir de una muerte segura, en el seno de la guerra que desde hace cinco años asola Siria. Huyen despavoridos en busca de un futuro, de un mañana más prometedor para sus familias o simplemente de un día más de vida.

Decenas de niños mueren ahogados o desaparecen a manos de las inescrupulosas mafias, mercaderes de seres humanos. Hombres y mujeres, ancianos, personas que han sido agraviados por los gobiernos Europeos de turno. Gobernantes insensibles ante los desgarradores clamores de auxilio de estos humanos, tan validos como cualquier otro.

El sentimiento de impotencia, de dolor, de vacío, nos acompaña a quienes vemos  la frialdad y el desapego con que son tratados, sin que podamos hacer nada para evitarlo.

Miles de personas que están sobreviviendo merced a la buena gestión de diferentes ONGs, son en definitiva quienes llevan el peso de gestionar de la mejor manera posible el diario vivir de estas personas, victimas o victimadas por las autoridades. Las medidas llevadas adelante no son más que ofensivas y degradantes. Hoy mismo están expulsando a los voluntarios de las ONGs para que no se conviertan en testigos de la evacuación del campo de Moria en Lesvos. Las autoridades militares mediante altavoces han “ordenado” el desalojo de los refugiados. Recuerda esto, al holocausto, al traslado de millones de judíos a los campos de concentración o a las cámaras de gas… ¡Otra vez tropezando con la misma piedra! Asustados, mojados, a empujones son trasladados a Kavala para ser deportados en Ferry a Turquía… Un nuevo día de vergüenza para la humanidad, donde la cobardía y la opresión se yerguen en protagonistas absolutos de la ignominia del poder.

Los medios de comunicación también hacen su parte, dado que solo lo dejan salir a luz cuando les merece un “lucro”, se hacen eco de ello para promocionarse, pero no por el simple hecho de "colaborar" con ellos en pro de una salida a su lastimosa situación, sino por los beneficios que les reporta.

Estamos siendo participes, cómplices, encubridores involuntarios, secuaces…  ¡TODOS! directa o indirectamente de una de las mayores atrocidades de la humanidad. Hambre, miseria, precariedad, dolor, muerte es ni más ni menos  lo que llevaremos en nuestras conciencias… 

 

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